
El Teniente Coronel insurgente Herrera se vio obligado a retirarse con su “Novena División del Ejército Libertador” a San Andrés Chalchicomula, hoy Ciudad Serdán, pasando de allí a Córdoba sin detenerse en Orizaba, seguidos muy de cerca por el incansable Hevia, quién al pasar por el primero de los pueblos y como si fuera un presentimiento, le dijo al cura del pueblo, Francisco Villaseñor, “la pérdida de México para España es ya irremediable, pero yo estoy en el deber de morir defendiendo los derechos de mi rey, voy pues, a cumplir con mi obligación”, tras estas palabras, la figura del soldado asturiano, entra dentro de la mejor tradición militar española, tiñendo con tintes de épica esta parte de la historia del Regimiento Castilla Expedicionario de Línea.